La inclusión es una realidad
Históricamente, la situación de las personas con discapacidad, fue de exclusión y en muchas ocasiones eran víctimas de maltrato y aislamiento. Gracias a las políticas sociales de este Gobierno, personas como Jonathan Rolando Sánchez con un grado de discapacidad del 90% pueden vivir con calidad de vida, a la que tiene derecho.
Jonathan tenía 8 años cuando un vehículo la atropelló en la esquina de su casa, accidente que lo mantuvo al borde de la muerte por varios meses, relata su mamá, Patricia, quien aún a pesar de que han pasado 9 años, recuerda con tristeza como ese accidente cambio la vida de su hijo para siempre.
“Tres meses en coma y dos años sin reacciones, apenas abría los ojos, no hicieron decaer mi voluntad de sacarlo adelante y darle lo mejor que podía, amor y cuidado” dijo Patricia Sánchez, quien nos muestra su casa de cemento construida hace 5 años, con el subsidio del MIDUVI al que accedió por el programa Manuela Espejo. El Programa también le entregó ayudas técnicas como cama, colchón, colchas, almohadas, mesa para comer refrigeradora, implementos de cocina y un ventilador. Desde hace dos años recibe el bono Gallegos Lara por un valor de $240 dólares.
Actualmente, Jonathan participa del Proyecto Atención en el Hogar y la Comunidad, que ejecuta el Gobierno Autónomo Desconcentrado del Cantón Bolívar con el financiamiento del Ministerio de Inclusión Económica y Social , el cual atiende a 70 personas con discapacidad en este cantón, brindando capacitación a la comunidad y la familia sobre temas de nutrición , cuidado, recreación, derechos, inclusión , buenos tratos, accesibilidad a los servicios del estado, etc.
Xavier Cobeña Coordinador Zonal del MIES, se refiere a este proyecto como un eje transversal que cruza todos los servicios que brinda el Estado, ya que asegura la parte afectiva entre sociedad, familia y personas con discapacidad.
Jonathan escucha, mira, mueve la cabeza, mueve los brazos, con ayuda se logra mantener sentado, reconoce a su familia, le gustan las visitas, sobre todo las de su amigo del MIES, Andrés, con quien comparte el gusto por la música y las revistas.
“Muchos piensan que las personas con discapacidad severa no piensan, no sienten, no tienen derecho a nada, nuestra familia nunca abandonó a Jonathan, henos hecho lo posible para que reciba lo mejor de nosotros, y así será hasta que Dios lo tenga con vida”.